María era una niña de nueve años. Su estatura era normal, ojos claros y pelo rubio. María se fue al bosque y se encontró con un hada. María dijo:
-Hola, me llamo María ¿y tú?
El hada respondió:
-Me llamo Abril y vivo en este bosque encantado.
-¡Alaaaaaa! Pues yo es que me he perdido, -dijo la niña.
Respondió el hada:
-Te enseñaré el bosque. Mira, este es el ciervo parlanchín y este el conejo saltarín y muchos más animales.
-¿Y quién es el rey? -respondió el hada.
-Soy yo -dijo María .
-A mí me encantaría ser tu ayudanta -respondió el hada.
-Vale, me ayudarás a atender a los animales y hacer cosas, -respondió María.
-Pero ¿por dónde empezamos? -dijo el hada.
-Te enseñaré mi palacio. Es muy grande, además ahí vienen todos los animales enfermos o que tienen algún problema.
El hada respondió:
-Entonces tendrás muchísima faena.
-No podrás ni descansar. Te echaré unos polvos mágicos y te saldrán alas para poder volar, -dijo el hada.
-Hola, -dijo un conejo- ¿Me podrías ayudar? Es que me he clavado una cosa en la pata.
Respondió el hada:
-Claro ¿Has visto a María?-dijo el hada.
-Sí, es fascinante, -dijo el conejo.
Así siguieron María y el hada en palacio.
0 comentarios:
Publicar un comentario