Hola, me llamo Nuria. Soy tan normal como vosotros, río y lloro igual que todos los niños. Nací el 16/6/2.000. Ese día mis padres fueron los mas felices del mundo teniendo a su primera niña en brazos. Toda esta alegría se convirtió en una pena minúscula cuando se les dijo que Nuria había nacido ciega. Esto no fue una desgracia para mis padres sino una fuerza para sacarme adelante. Para mi familia son unas preocupaciones y dificultades mas grandes que para otras familias con niños que no padecen discapacidades. Conmigo tenían que aprender una nueva vida para enseñarme a leer, caminar por mi casa, describirme colores, aprender a saber que es una persona, como es la cara, a llevarme a la playa o al campo para que yo, con mis otros sentidos, imaginarme como es todo. Ese esfuerzo lo celebramos todos los días porque hay que valorar lo que tienes a tu alrededor día a día, aunque tengas alguna discapacidad. En mi cole mis amigos/as siempre me ayudan. Se preocupan mucho por mi, porque se puede jugar y cantar siempre con un poquito de dificultad, pero con esfuerzo y buena gente alrededor, las cosas se superan. Siempre escuchas algún comentario: ¡que pena! ¡pobrecita! Sì, soy ciega y hay que reconocer que no es sencillo ni para mì, ni para los que me rodean. Pero sé que tengo que ponerle empeño. Pues sé que nunca podré hacer las cosas al 100% pero sì al 99% . Un beso.
